Como si fuera una estrella de Hollywood, una escultura de la creación del dibujante y pensador argentino Quino posó en algunos de los lugares más icónicos de la sede de la ONU en Nueva York, entre ellos la cabina de los intérpretes de español, para llevar su mensaje de paz, justicia, educación, libertad y sensatez a “un mundo bastante insensato”.
Mafalda, la eterna niña de 6 años, cuya ingenuidad de doble filo desarmaba toda injusticia y norma social establecida, ha cumplido en su 60 aniversario el sueño que una vez expresó en una de sus viñetas: “aprender idiomas para ser intérprete de la ONU” y “contribuir a que los pueblos se entiendan”.
“No es casual que quisiera ser intérprete en la ONU, porque los valores que Mafalda promulgó siempre fueron los valores de la paz sobre la guerra, la justicia, la educación y sobre todo la libertad”, declaró a Noticias ONU la ministra de Cultura de Buenos Aires, Gabriela Ricardes.
Guillermo Lavado, sobrino de Quino, señala que “era un sueño de ella contribuir a la paz mundial, quizá un poco inocentemente pensado que siendo traductora de la ONU podía ordenar un poco las ideas de los distintos líderes y armonizarlas para que hubiera menos conflictos y menos guerras”.